jueves, 13 de abril de 2006

No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

Se sabía bien la oposición de Catulo a César. Hasta el punto de pregonar indiferencia, el mayor de los insultos:

"No me esfuerzo demasiado, César, por querer agradarte, ni por saber si eres blanco o negro".

Catulo, Poemas, 93
Barcelona, Planeta, 1996, pág. 189

Pero, ¿no es un poco ingenuo pregonar la indiferencia? ¿No anula acaso todo efecto de la misma manifestarla?

1 comentario:

ex dijo...

si yo ignoro a mi novio, al cual todo el tiempo estaba disponible para ell...se interesara en mi?