lunes, 10 de abril de 2006

Multiculturalidad y diferencia

Conocer es no conocer,
he ahí la perfección.
No conocer es conocer,
he ahí el mal.
El sabio no padece este mal,
porque lo padece.
Lo padece,
y por eso está libre de él.

Lao Zi, El libro del Tao,
Madrid, Alfaguara, 1990, pág. 73

Leemos este texto, intentamos entenderlo, ¿podemos sin las claves de la China del 700 al 200 antes de nuestra era? No se trata ya de pensar cuándo vivió Lao Zi o cuándo se escribió concretamente este texto. Se trata de entender la paradoja permanente tan ajena a nuestra tradición cultural.

Por consiguiente, también es natural que el que más sabe acerca de los entes en cuanto entes pueda enunciar los más firmes principios de todas las cosas. Y éste es el filósofo. Y el principio más firme de todos es aquel acerca del cual es imposible engañarse; es necesario, en efecto, que tal principio sea el mejor conocido (pues el error se produce siempre en las cosas que no se conocen) y no hipotético. Pues aquel principio que necesariamente ha de poseer el que quiera entender cualquiera de los entes no es una hipótesis, sino algo que necesariamente ha de conocer el que quiera conocer cualquier cosa, y cuya posesión es previa a todo conocimiento. Así, pues, tal principio es evidentemente el más firme de todos. Cuál sea éste, vamos a decirlo ahora. Es imposible, en efecto, que un mismo atributo se dé y no se dé simultáneamente en el mismo sujeto y en un mismo sentido...
Aristóteles, Metafísica, 1005b10-20
Madrid, Gredos, 1987, págs. 166-167

Leemos este otro, ¿nos es más cercano?, una vez superadas las dificultades del estilo, no cabe duda de que responde al sentido común de nuestra cultura: cada cosa es lo que es y no su contrario... ¿Y la idea del conocimiento que transmite?

Comparamos los textos. Estamos ante la parte más amable de las diferencias culturales, la erudita, la que se centra en las lecturas y sus interpretaciones... ¿Nos sentimos cómodos? ¿Podemos abrirnos a la visión del otro? ¿Es el Tao algo más para nosotros que un recurso erudito o un producto exótico con el que a veces hemos coqueteado?

Y, ¿qué pasará cuando no estemos hablando simplemente de libros?

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