Siguen siendo asesinadas.
No nos engañemos, en España siguen asesinando mujeres, y no debemos ser cómplices con el silencio. La violencia contra la mujer por su pareja o expareja, claramente relacionada con el sexismo y la desigualdad de género se ha cobrado ya 54 víctimas este año, eso dicen algunos, pero, según otras fuentes, han muerto ya 78.
5 comentarios:
Voy a ser inconveniente. No tengo tan claro que la causa de esta lacra sea el sexismo. En otros entornos con políticas de género de largo recorrido también se producen hechos similares. El englobar todos los crímenes de las mujeres por sus parejas masculinas (o exparejas) bajo el epígrafe de "violencia de género" me parece abusivo y poco esclarecedor. A veces se trata de reacciones psicopáticas que poco tienen que ver con el machismo. Otras de manifestaciones de una dependencia emocional que hunde sus raíces en uan profunda crisis de la identidad masculina que tampoco se relaciona con las actitudes machistas sino más bien con estados depresivos. En otros casos, estos episodios se producen sí en entronos todavía marcados por una tradición machista inequívoca asociada a consdiciones de marginalidad. En cualquier caso, pasada la noticia no acostumbra a analizar los móviles de los crímenes. Tampoco se hacen recuentos anuales de otros crímenes domésticos (de mujeres a hombres, de madres a hijos, de padres a hijos, de hijos a madres, padres, etc) que arrojarían luz sobre la crisis de la familia. Me parece un fenómeno gravísimo y no conformo con las explicaciones al uso.
PERD�N POR LOS ERRORES DE REDACCI�N FRUTO DE LAS PRISAS. Repito:
Voy a ser inconveniente. No tengo tan claro que la causa de esta lacra sea el sexismo. En otros entornos con pol�ticas de g�nero de largo recorrido tambi�n se producen hechos similares. El englobar todos los cr�menes de las mujeres por sus parejas masculinas (o exparejas) bajo el ep�grafe de "violencia de g�nero" me parece abusivo y poco esclarecedor. A veces se trata de reacciones psicop�ticas que poco tienen que ver con el machismo. Otras, de manifestaciones de una dependencia emocional que hunde sus ra�ces en una crisis de la identidad masculina que tampoco se relaciona con las actitudes machistas, sino m�s bien con estados depresivos. En otros casos, estos episodios se producen en entornos todav�a marcados por una tradici�n machista inequ�voca, asociada a situaciones de marginalidad. En cualquier caso, pasada la noticia, no se acostumbra a analizar cu�les fueron los m�viles de los cr�menes. Tampoco se hacen recuentos anuales de otros cr�menes dom�sticos (de mujeres a hombres, de madres a hijos, de padres a hijos, de hijos a madres, padres, etc.) que arrojar�an luz sobre la crisis de la familia. Me parece un fen�meno grav�simo y no me conformo con las explicaciones al uso.
Bueno, yo no puedo estar de acuerdo con tus argumentos, porque creo que pierden de vista algunas cosas:
- Las reacciones psicopáticas se manifiestan en un entorno y con unos condicionantes previos, psicológicos, biológicos, biográficos, de aprendizaje... La elección del objeto de violencia en estas reacciones tiene mucho que ver con ideas relacionadas con el sexismo como el sentimiento de propiedad y la cosificación de la mujer, la visión de la independencia de la mujer como una agresión hacia el hombre, etc.
- La crisis de la identidad masculina tiene mucho que ver con el sexismo. El modelo de masculinidad en el que los hombres somos educados incluye roles y asignaciones sociales que implican un reparto desigual de género y que son puestos en cuestión por la evolución actual de la sociedad, tanto por las dificultades económicas (que implican la inseguridad en el cumplimiento del rol de proveedor principal, la dificultad de la asociación tradicional al éxito y la importancia preferente del hombre frente a la mujer, al reparto privado/público), como por la consecución de derechos, igualdad y autonomía económica de las mujeres. Mientras los hombres no seamos capaces de construir un nuevo papel desde una base no sexista, sobre nosotros pesará la sombra de no cumplir la identidad masculina socialmente aceptada. Esto está cambiando, pero queda mucho por hacer y por educar.
- El machismo, desgraciadamente, no es exclusivo de los sectores marginales.
- Sobre las estadísticas, tengo entendido que sí se hacen, pero que no tienen la misma publicidad porque no son tan abundantes los crímenes que tu citas. De todos modos, en esto no tengo ahora un enlace que ofrecer para mirar. Hace unos años vi una comparación y era muy desigual (morían muchas más mujeres a manos de sus parejas que hombres a manos de las suyas, en una proporción por lo menos de 20 o 30 a 1) pero aquí escribo de un recuerdo y no puedo asegurar la fiabilidad de la fuente ni nada de eso.
Mis “argumentos” sólo pretenden subrayar que estamos ante un fenómeno complejo que se trata con mucho simplismo. Que los hombres cometen más crímenes de todo tipo que las mujeres es un dato empírico incontestable, pero que eso tenga que ver con el sexismo está por demostrar. Tampoco es lícito afirmar que si las víctimas son mujeres, la causa evidente es el sexismo, ni siquiera aunque la víctima hubiese tenido un vínculo sentimental con el asesino. Sin embargo, eso es lo que se hace sin mayores análisis a nivel de opinión pública. El “Arropiero” era un psicópata que mató a su novia y a unas cuarenta personas más y su motivación no era exactamente el sexismo. Por cierto, sexistas sí son los crímenes de niños y niñas a manos de madres que consideran a los hijos una propiedad suya, convencidas de la omnipotencia de la figura femenina en el seno de la familia, pero nadie osará hablar de sexismo en ese caso, ni tampoco cuando se malicia o escarnece la condición masculina (algo muy frecuente en multitud de series y programas de televisión en los que los hombres son constantemente ridiculizados).
Particularmente, me rebelo contra la expresión “violencia de género” que reduce la violencia que puede derivarse de ciertos estereotipos de género oprobiosos (masculinos y femeninos) sólo a la violencia de los hombres contra las mujeres e ignora otras formas de violencia familiar y doméstica protagonizadas por mujeres. Un curioso efecto de este enfoque es que al amparo de la lucha de violencia de género, se arbitran medidas excepcionales que permiten realizar impunemente denuncias falsas de los hombres, algo frecuente en procesos de divorcio.
En cuanto a la crisis de la identidad masculina, creo que no sólo guarda relación con una pérdida de privilegios sino también con un desdibujamiento de su función y de sus responsabilidades. Hace falta reinventar la masculinidad, pero eso es algo que sólo conseguiremos hablando en positivo de la condición masculina. Mi propuesta pasa por invitar al hombre a
1. Vivir la pareja como espacio de compromiso emocional (que no de dependencia) y de negociación permanente
2. Implicarse totalmente en la vida del hogar, en los espacios y los tiempos domésticos y en las redes de relaciones asociadas.
3. Descubrir su función paternal y ejercerla plenamente
4. Liberarse de la carga de ser el gran proveedor material de la familia
5. No aislarse
6. No chuparse el dedo (amigo, protégete de unas leyes que te lo pueden quitar todo a la que descuides)
Curiosamente planteas la superación del estereotipo sexista del hombre en términos similares a los estudios de género, pero te empeñas en plantear que no se trata de sexismo. Tal vez sea por lo que se ve en el resto del comentario: planteas la cuestión como una oposición hombre-mujer a secas, como una especie de lucha revanchista o algo así. No se trata de quitarle a nadie nada, se trata de conseguir la equidad en las relaciones y en los papeles sociales, la igualdad en derechos y oportunidades.
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