viernes, 7 de septiembre de 2007

Negros

¿Os acordáis de esa expresión que se usaba para explicar la productividad desmesurada de algunos autores famosos?

Es que ese tiene sus negros.

También se hablaba de negros para referirse a quienes se suponía que escribían en realidad los miles de novelas románticas, del oeste, etc. que se publicaban bajo el nombre de tres o cuatro autores y autoras...

Nunca supe de la verdad o falsedad de estos rumores, aunque tengo que reconocer que me imaginaba a personas recibiendo instrucciones y redactando en un tono que no era suyo, no podía ser suyo.

Escalofríos.

Este cuento de Idgie proporciona un punto de vista nuevo que merece la pena leer.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Haberlos, haylos... Yo misma fui algo parecido.
Durante un tiempo, escribí comentarios de discos que luego leía como propios un amigo locutor en una emisora de radio. Era un buen locutor, tenía una voz bonita y una dicción perfecta...pero ni idea de música. Y yo, por entonces, sí. De modo que, con las fundas y mis conocimientos, se los enjaretaba y él me "pagaba" con algún que otro disco de los que daban las discográficas.

O sea, que se puede ser "negro" por amistad, por juego o por intentar algo distinto.

Anónimo dijo...

Por muchas cosas. De todos modos, la figura del "negro" en su sentido más habitual siempre llama la atención por su toque de injusticia: condenado al anonimato en una profesión en la que la fama es un valor, perdiendo toda posible plusvalía de su trabajo, todas las ventajas colaterales del reconocimiento (como la facilidad de publicar, ganarse la vida, hacer relaciones que faciliten el trabajo...), quedar al margen de los beneficios económicos de un gran éxito editorial cuando se produce...

Anónimo dijo...

Como María Lejárraga, por ejemplo.

Profesor Portillo dijo...

Como ella en literatura, o Marie-Anne Pierrette Paulze en química. Hoy día se le comienza a valorar como "la madre de la química moderna" por muchos descubrimientos que fueron atribuidos antes en exclusiva a su marido Antoine Lavoisier, reduciéndola a ella al papel de asistente de laboratorio, traductora e ilustradora de sus obras.

Profesor Portillo dijo...

¿Negras "de género"?

Anónimo dijo...

Quizá sea que para la mujer hay cosas más importantes que el reconocimiento o el beneficio económico.

Profesor Portillo dijo...

Puede, pero también, en muchos casos, hay una prohibición previa a la mujer a acercarse a los círculos científicos, una falta de reconocimiento académico, una exclusión de la universidad... (me refiero a casos de un pasado que está aún a la vuelta de la esquina y a casos como el de Marie Paulze... ¿Sabías que las matemáticas de la teoría de la relatividad no son de Albert Einstein, sino de su primera mujer, Mileva Maric?

Anónimo dijo...

Creo que se juntan ambas cosas.

Las mujeres estamos tan acostumbradas a que se nos margine, a que nos adelante un hombre con menos méritos que nosotras, que ya "pasamos" de ello. Pasamos de los reconocimientos y de las exclusiones.

Es algo así como lo que nos ocurre con el coche. Cuando un tipo, con peor coche que el mío y que conduce peor que yo, se "pica" y se empeña en adelantar, yo me aparto y le digo: Anda, hijo, estréllate si quieres...

Y no entro al trapo porque me da igual. Podría adelantarlo, quizá dejarlo en ridículo... pero no me interesa. No encuentro ningún placer en ello.