Cádiz, 1985
y cuando llega el momento de escribirte
(porque me llega, me toma, y yo sin pensarlo)
se me escurren palabras y tristezas,
y una garra agarra en el pecho
(allá dentro, donde el músculo bombea)
y me acuerdo de noticias sin importancia,
dentro de media hora
la primera clase práctica,
me estoy dejando de nuevo la barba,
y, luego, sentimientos, soledad, ausencia,
y no mendigarte una palabra
pero hacerlo,
y esperar sin esperanza noticias
y luego correr,
levantarme,
lavarme los dientes y correr,
que llego tarde
al punto en que me espera el de la autoescuela.
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