domingo, 17 de diciembre de 2006

CADIZ, 1980.

Este es un poema de esos que rompí cuando rompí "todos mis poemas". Apareció en mi memoria un día, tal cual, -quizás una leve duda en una frase.

Ven, corre sobre el monte
de mi desnudez vencida.
No tengas el reparo
de haber sido una diosa,
los mortales no somos
gente demasiado honrada.

Y, cuando oigas el grito
de mi carne que llama,
abrázame en el suelo
de una pasión rota.

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