viernes, 2 de febrero de 2007

La escritura a veces...

La escritura ha ocupado a veces el lugar del cielo, del aire, de aquello que permite seguir respirando en el trabajo diario de atravesar el páramo, el desierto, el yermo, hasta llegar al vergel, al jardín prometido o imaginado, al premio, al triunfo, al refugio, a la utopía sin dueño y tantas veces vendida, contada, querida, deseada, inventada, amada, desconocida, pervertida, perdida, escondida, reservada, traicionada, destrozada, disuelta en el fluir de los tiempos, las personas, los poderes...
¿Cómo rescatar el cielo de un dibujo que ya no tenemos?

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