viernes, 16 de junio de 2006

Obras completas

Hay autores que se nos convierten, por algún motivo, en alguna parte de nuestra vida en autores de obras completas. Me refiero a que, por placer, por estudio, por trabajo, vamos consiguiendo todo lo que han publicado, coleccionando artículos, leyendo intensamente... Yo tuve dos de estos autores, que, además, estaban ligados de un modo peculiar en mi imaginación.


El primero de ellos fue Julio Cortázar. Descubrí Rayuela, Los Reyes y los cuentos. Descubrí La vuelta al día en ochenta mundos, que me fascinó como modelo de libro, y Último round. Descubrí, poco a poco, las otras novelas: 62, modelo para armar, El libro de Manuel, Los premios... Ni que decir tiene que había descubierto ya hacía tiempo mi adorado Historias de cronopios y famas, el libro que más veces he comprado, prestado, perdido y regalado. No paré ahí. Quise estudiar a Córtazar, no sólo leerlo. Y descubrí cosas como Territorios, Prosa del observatorio, La casilla de los Morelli, Fantomas contra los vampiros multinacionales, Los autonautas de la cosmopista... También estuve viendo Nicaragua, tan violentamente dulce, y Argentina, veinte años de alambradas culturales... Bueno, creo que es tanto y tan diverso... No voy a contar cada artículo...

Cuando leí Los Premios estaba leyendo la Ética de Spinoza, en la edición de Editora Nacional, la traducción de Vidal Peña, y de algún modo establecí una relación entre la capacidad de realizar figuras y composiciones que se hacen y deshacen entre los personajes de esa novela y algunas cosas que se decían en la Ética sobre la composición de los modos... Debo tener una copia mecanografiada (sí, con una máquina de escribir de las de teclas, cinta y golpe, una Lettera de Olivetti) en alguna parte, tengo que buscarla.

No imaginaba que Spinoza se iba a convertir en el otro autor de obras completas para mí... Eso fue más adelante. Había perdido la edición que tenía de la Ética, y la volví a comprar, la misma traducción, en la edición de Alianza. Llegó algún librillo más, creo que el Tratado de la reforma del entendimiento, que incluía en la misma edición los Principios de la filosofía de Descartes explicados more geométrico y los Pensamientos metafísicos... Acababa de empezar a trabajar como profesor, y me fascinaba la interpretación materialista de Vidal Peña, y, poco después, la que hiciera Toni Negri.

Pasó el tiempo, y tuve que escribir un tema de oposición sobre El sujeto ético-político en Spinoza. Entonces compré el resto de lo que había consultado alguna vez en alguna biblioteca: el Tratado teológico-político, el Tratado breve, el Tratado político, la Correspondencia... Trabajé mucho, leí las obras, las monografías de muchos autores (estupenda la de Beltrán, El espejo extraviado, que me mostró que la interpretación materialista de Spinoza hacía aguas, basándose en los textos), muchos artículos. Escribí mi tema.

Estos autores de obras completas serán siempre especiales, pero no son los únicos, ni siquiera son los guías (no nos confundamos). Algo dejan, claro, pero, por ejemplo, sería totalmente falso decir que yo soy espinocista. Hay otros autores que casi llegan a lo mismo, por ejemplo, estuve a punto de caer en las garras de Alfredo Brice Echenique. Puedo decir que caí de lleno en La vida exagerada de Matín Romanyá, y en El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz. También en Un mundo para Julius, y en algunos cuentos. Luego abandone su compañía, hasta La amigdalitis de Tarzán, que me pareció gloriosa. También anda por ahí Saramago... aunque no voy a presumir, he leído dos o tres cosas y tengo otras dos o tres en cola...

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