La hidra
Ahora que se va poniendo viejo se da cuenta de que no es fácil matarla.
Ser una hidra es fácil pero matarla no porque si bien hay que matar a la hidra cortándole sus numerosas cabezas (de siete a nueve según los autores o bestiarios consultables), es preciso dejarle por lo menos una, puesto que la hidra es el mismo Lucas y lo que él quisiera es salir de la hidra, pero quedarse en Lucas, pasar de lo poli a lo unicéfalo...
en id, Un tal lucas,
Madrid, Suma de Letras, 2004, pág. 13