jueves, 3 de mayo de 2007

La hidra

Ahora que se va poniendo viejo se da cuenta de que no es fácil matarla.

Ser una hidra es fácil pero matarla no porque si bien hay que matar a la hidra cortándole sus numerosas cabezas (de siete a nueve según los autores o bestiarios consultables), es preciso dejarle por lo menos una, puesto que la hidra es el mismo Lucas y lo que él quisiera es salir de la hidra, pero quedarse en Lucas, pasar de lo poli a lo unicéfalo...

Julio Cortázar, "Lucas, sus luchas con la hidra",
en id, Un tal lucas,
Madrid, Suma de Letras, 2004, pág. 13


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