Haikus (16) Desde antes de las doce...
Desde antes de las doce no para de llover -diría algo si supiera qué decir-.
Hace un rato escribía:
Dos de mayo, ya
cae el sol, impertinente,
sobre el asfalto.
Tal vez debería habérmelo pensado y escribir algo así:
De madrugada
la tormenta sonora,
el agua vertió.
O, mejor, tomarme un capuchino:
Espuma, leche,
buen café y chocolate,
también los posos.
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