No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
Se sabía bien la oposición de Catulo a César. Hasta el punto de pregonar indiferencia, el mayor de los insultos:
"No me esfuerzo demasiado, César, por querer agradarte, ni por saber si eres blanco o negro".
Catulo, Poemas, 93
Barcelona, Planeta, 1996, pág. 189
Pero, ¿no es un poco ingenuo pregonar la indiferencia? ¿No anula acaso todo efecto de la misma manifestarla?
1 comentario:
si yo ignoro a mi novio, al cual todo el tiempo estaba disponible para ell...se interesara en mi?
Publicar un comentario