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domingo, 4 de junio de 2006

épiméleia heautou (2)

El cuidado de uno mismo, tal como comenzó a entenderse en la antigua Grecia, era un privilegio y una obligación del gobernante, del líder, del hombre que pretendía excelencia frente a la muchedumbre. Esta excelencia, claro, no era gratuita, de ahí la obligación y el privilegio.

Era un privilegio en la Grecia arcaica, en la mentalidad aristocrática, y siguió siéndolo hasta la Grecia clásica. Foucault (cf. M. Foucault, Hermenéutica del sujeto, la Piqueta, 1994) destaca cómo las figuras de Sócrates y Platón son claves para entender cómo este privilegio se convierte en un imperativo. En el Alcibíades de Platón se desarrollaría esta idea de la obligación del cuidado de uno mismo para el gobierno de la ciudad... No se puede gobernar a los demás -nos dice Foucault-, no se pueden transformar los propios privilegios en acción política sobre los otros, en acción racional, si uno no se ha ocupado de sí mismo.

Pero, ¿en qué consiste el cuidado de sí mismo? Los antiguos griegos tenían un conjunto de técnicas que se basaban en la concentración de la psique, en el retiro activo -la anacoresis- y en el endurecimiento, la mejora de la capacidad de soportar el dolor. Estas técnicas se asumirán y reinterpretarán por Sócrates y Platón para el desarrollo de la Chrésis, el uso, el servicio, lo que se usa para la mejora de uno mismo entendido como psique y sujeto. Esto se desarrollará atendiendo a tres ámbitos: el de las relaciones entre el cuidado, el cuerpo y la psique, el de las relaciones entre el cuidado y la actividad social, y el de las relaciones entre el cuidado y el eros.

La relación con el otro es un marco de referencia ineludible para la cuestión del cuidado. Pero el cuidado de sí, la propia transformación es el marco de referencia y punto de partida. En este ámbito es en el que cobra sentido el gnosthi seauton, el conócete a tí mismo que parangona Sócrates. El conocimiento de sí, de lo que se sabe y de lo que acontece en el propio pensamiento, de la incidencia del mundo, de las pasiones, etc lleva a la adquisición de la sabiduría de la psique, la cual permite dominar la distinción entre lo verdadero y lo falso que, a su vez, lleva al conocimiento de como comportarse, indispensable para el desarrollo de la capacidad de gobernar. Este proceso no puede considerarse cubierto por el aprendizaje infantil y juvenil. Es un proceso que exige toda una vida de épiméleia, de cuidado de sí, y que sólo puede entenderse desde una concepción terapeútica del saber que, en la Edad Moderna, la cultura occidental abandonó en favor de una concepción epistemológica del saber.

sábado, 3 de junio de 2006

épiméleia heautou(1)

Cuida de tí mismo. El gran precepto antiguo que se desarrolla de tantos modos, en tantos formatos, con tantos fines...

El cuidado de uno mismo, la épiméleia heautou, dice Foucault que es un modo de enfrentarse al mundo, a los otros, a uno mismo, una actitud, pero también una forma de mirar que vigila lo que uno mismo piensa y lo que acontece en su interior... Además es una forma de actuar y un marco de reflexión. (cf. M. Foucault, Hermenéutica del sujeto, la Piqueta, 1994)

Ha pasado mucho y muchas concepciones han afectado a este concepto. Si el orgulloso gobernante de la antigüedad griega asumía el cuidado de sí como un privilegio y una obligación, en orden a la excelencia, el cristiano medieval asoció el cuidado de sí a la renuncia y a la negación del yo... heredamos una extraña mezcla en la que la melancolía y el pecado acusaban de egoísmo al que de sí se cuidaba, hasta el punto que llegó a ser innovadora, e incluso revolucionaria, la defensa del amor propio.

Hoy día parece que se ha recuperado esta noción en la práctica cotidiana de occidente, que se ha comercializado y se está dosificando en pequeñas píldoras de autoayuda, terapia, dietética y fitness. Pero, ¿hablamos de lo mismo? Parece que no...

domingo, 28 de mayo de 2006

Persona y democracia

Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona.

En la expresión "individuo" se insinúa siempre una oposición a la sociedad, un antagonismo. La palabra individuo sugiere lo que hay de irreductible en el hombre concreto individual, mas en sentido un tanto negativo. En cambio, persona incluye al individuo y además insinúa en la mente algo de positivo, algo irreductible por positivo, por ser un "más"; no una diferencia, simplemente.

[...]

Ha sucedido con la palabra pueblo algo análogo que con la de individuo. Pues las palabras, sobre todo ciertas palabras vigentes, no dicen en realidad lo que está contenido en su significación, sino mucho más. Están cargadas de sentidos diversos, cuya explicitación depende del momento en el que han sido usadas, de cómo y hasta de por quién. De ahí, ciertas palabras quedan inservibles después del uso inmoderado que de ellas se ha hecho, o desacreditadas cuando se las emplea para enmascarar fines inconfesables, o vacías, huecas o gastadas y sin valor como moneda de curso y sin belleza.

Y se ha de reconocer que la palabra pueblo, como la de individuo, como la de democracia, y aun la de libertad -sin contar otras-, están amenazadas de que les suceda algo de eso [...]

María Zambrano, Persona y democracia, cap IV, "La democracia"
Barcelona, Anthropos, 1988, págs.133-135

Después de leer esto, ¿quién no quiere completar el capítulo, leer el libro, comentarlo? Algo más adelante, por ejemplo, dice:

En todo absolutismo de pensamiento y en todo despotismo yace el miedo a la realidad humana y aun a la realidad previa a la humana. Se teme a la riqueza, a la multiplicidad, al cambio. Se intuye o se presiente la disciplina que es necesaria para vivir frente a una realidad que se reconoce como movimiento. Pues si se cree que lo real es inmóvil, se tiende a quedarse inmóvil, o bien, el que esto crea se mueve con la ingenua seguridad de los niños que creen que la luna y las estrellas están fijas. Y aun el afán de dominación: si todo esta quieto y yo solo me muevo quiero decir que lo puedo dominar. (pág. 163)

El orden de una sociedad democrática está más cerca del orden musical que del orden arquitectónico. (pág. 163)

Y no es posible elegirse a sí mismo como persona sin elegir, al mismo tiempo, a los demás. Y los demás son todos los hombres.

Con ello no se acaba el camino; más bien empieza. (pág. 165)

Pero nosotros no somos estatuas





No nos comportemos como tales.

viernes, 5 de mayo de 2006

Del valor terapeútico de las risas infantiles y otras cuestiones previas

Natalia ha escrito en una de sus bitácoras, Notas en el margen, un post, Risas, en el que se habla de la soledad como necesidad y como pérdida, de la importancia del equilibrio, de tantas cosas que depende cómo y en qué momento... y termina hablando de esas risas que escuchamos cuando paseamos cerca de un parque, pasamos junto a un patio del colegio o, si tenemos suerte, nos llegan en primavera a través de la ventana ya entreabierta.

Yo no perdería el tiempo aquí, y iría a leerlo.

Eso sí, por favor, volved un día de estos.

domingo, 23 de abril de 2006

Librepensadores: Formación de la Ciudadanía.

Navegando aquí y allá he encontrado un post sobre Educación para la Ciudadanía, que manifiesta miedos y desconfianzas, los mismos que entre el profesorado de Filosofía se han comentado muchas veces. Aunque el tono merece la lectura:

Librepensadores: Formación de la Ciudadanía.

Y el comentario.

Yo ya he dejado un comentario allí.
La verdad es que es un asunto que debería discutirse mucho, porque hay una profunda desconfianza respecto de la propuesta del gobierno, acompañada de una profunda insatisfacción. Volveremos sobre esto dentro de poco. Lo que podemos hacer ahora, creo, es discutir y presionar para que el contenido sea la capacitación para la crítica, la autonomía, el pensamiento independiente, la participación comprometida y la acción. Esto, claro, es muy distinto del adoctrinamiento en la corrección política que temen muchas personas. Hay que hablarlo ya y hacer algo.)

Se acabó el VIII Congreso de Filosofía Práctica.

Se acabó el congreso y cada uno vuelve a sus labores en distintas partes del mundo... incluso en Sevilla, Marchena, Bollullos, Dos Hermanas y otros lugares cercanos. Yo, creo que ya lo he dicho antes en otro post en Nómadas, sólo he podido acercarme a tomar unas cervezas y unas tapas con algunos congresistas y a disfrutar de la conversación compartida. Pero hay personas que sí han estado y lo cuentan "desde dentro", por ejemplo Luis, en nuestra bitácora de grupo, Didáctica de la Filosofía. Si queréis haceros una idea de lo que pasó allí, hacedle una visita...

sábado, 22 de abril de 2006

Lou Marinoff, Martha Boeglin, Oscar Brenifier, Mariano Betés...

Lou Marinoff me ha parecido una persona afable, con una conversación clara e ideas precisas sobre las relaciones entre personas y grupos. Está más delgado de lo que aparenta en las fotos de la solapa y la contraportada de los libros que tiene publicados aquí en España (Más Platón y menos Prozac y Pregúntale a Platón), y sonríe más (sobre todo más que en la foto de la solapa de Más Platón..., donde tiene una mirada poco reconfortante).

Lo he conocido en Sevilla, él estaba tomando unas tapas después de salir del VIII Congreso Internacional de Filosofía Práctica... Yo había quedado con mi amigo Gabriel para comer y charlar un rato, y para ver a algunos de los congresistas, que han colaborado con nosotros en los cursos que hemos organizado en el CEP de Sevilla estos dos últimos años.

Como no he podido asistir al congreso (trabajo, trabajo, trabajo...) no he podido ver a todo el mundo que hubiera querido. Por ejemplo, no he visto a Mariano Betés que fue uno de los ponentes que más me gustó en los cursos del CEP, además de una persona encantadora. Tampoco ví a Rayda Guzmán, ni a Oscar Brenifier, con el que hace poco hemos estado de nuevo en el CEP haciendo un segundo curso, ampliación de lo que ya trabajáramos con él en el primero.

A quien sí he visto -gran alegría- ha sido a Martha Boeglin, que colaboró como asesora externa para nuestro grupo de trabajo sobre Didáctica de la Filosofía, haciéndonos trabajar y disfrutar de un estupendo taller de escritura, y que, no cabe duda, sabe escuchar como pocas personas lo hacen.

La tarde de hoy ha sido una buena tarde, llena de conversaciones y de encuentros.

miércoles, 22 de marzo de 2006

Aprender

Volvemos, una y otra vez, a aprender a leer, aprender a escribir, a trabajar en grupo... pero, ¿aprendemos a vivir?