Del maestro que amaba la guerra
A Huber, el maestro,
la guerra le gustaba a rabiar.
Al hablar de Federico el Grande,
sus ojos comenzaban a brillar,
mas Wilhelm Pieck no le lograba entusiasmar.
Entonces vino Schmitten, lavandera,
que la porquería no podía soportar.
Cogió al maestro Huber,
y lo metió en la tina
para la porquería eliminar.
Bertolt Brecht, Poemas y canciones,
Madrid, Alianza, 2001, pág. 158
Madrid, Alianza, 2001, pág. 158
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