Sopa de piedras
Un cuento popular brasileño relata que un pícaro apostó con unos cuantos compañeros que iba a ser capaz de conseguir que una vieja avara le diera toda la comida que él quisiera. Los compañeros, pensando la apuesta ganada, aceptaron. Pero perdieron.
El pícaro atrapó a la vieja por la curiosidad y el deseo de lo ajeno. Se puso a hervir piedras en una olla delante de la casa de la vieja, y cuando ésta salió a preguntar qué cocinaba, él contestó que una rica sopa... Llevó la conversación a las excelencias de la sopa de piedras, sobre todo cuando se la aliñaba con especias, cebollas, tomates, un poco de carne de cerdo... La conversación fue larga, y la vieja fue trayendo, para echarlas en la olla, las cosas de las que estuvieron hablando. Al final, tenían una rica sopa de piedras, especias, cebollas, ajo, sal, cerdo...
Cuando fueron a comer, el pícaro tiró las piedras y sirvió dos platos, uno para la vieja y el otro para él...
(Tomado de una antología de Ana Garralón publicada por anaya).
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