Allá al fondo, el mar.
Más allá vimos cómo la marea vencía al río
y pequeñas olas superaban la corriente
haciendo crecer el agua en las orillas.
Veníamos de las rocas y las grandes olas
que golpeaban los acantilados en su base,
devorando y puliendo el laberinto de piedra,
creando cantos rodados de sal, cal y mármol.
Paseamos por la arena con los pies descalzos,
vadeamos el río dos veces,
sonreímos...
1 comentario:
Envidia sana. Ya empieza el verano.
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