lunes, 16 de abril de 2007

In memoriam


No tenía en las manos más que un poco de polvo del camino.
Trabajaba de sol a sol, y aún más si hacía falta.
Pagaba el pan que comía y la cerveza que bebía.
Dormía poco y mal, aquí y allá.
Nadie sabía su nombre.
No pudo escribir sus últimas voluntades, no sabía.
Hoy descansa, y espera junto a su tumba el signo que nunca quiso ver en vida: cosas de las costumbres de las mayorías...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
....
....Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Profesor Portillo dijo...

Y nadie les pregunta cómo quieren descansar, a pesar de que después ya no importe...