viernes, 16 de marzo de 2007

Medio diablo

Miro el ranking de Blogalaxia y veo que soy el 333... la mitad de la bestia...
;-)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy pasante de filosofia y actualmente hago una tesis sobre "el cuidado de si"...y por un azar,de esos que abundan en la red, me he topado con sus comentarios sobre el tema de la "hermeneutica del sujeto" y las "tecnologias del yo".
Segui leyendo el blog, y bueno, esta linea que reza:"senales de ruta" y "Las raices del corazon y de la mente (...)" me han hecho acordarme de un hermoso poema chileno al repecto y os lo quise compartir:

LA DESAPARICION DE LA FAMILIA
de Juan Luis Martinez

1. Antes que su hija de 5 años

se extraviara entre el comedor y la cocina,

él le había advertido: “-Esta casa no es grande ni pequeña,

pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta

y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza”.



2. Antes que su hijo de 10 años se extraviara

entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes,

él le había advertido: “- Esta, la casa en que vives,

no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello

y ancha talvez como la aurora,

pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta

y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza”.



3. Antes que “Musch” y “Gurba”, los gatos de la casa,

desaparecieran en el living

entre unos almohadones y un Buddha de porcelana,

él les había advertido:

“- Esta casa que hemos compartido durante tantos años

es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo,

pero, estad vigilantes

porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta

y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza”.



4. Antes que “Sogol”, su pequeño fox-terrier, desapareciera

en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2° piso,

él le había dicho: “- Cuidado viejo camarada mío,

por las ventanas de esta casa entra el tiempo,

por las puertas sale el espacio;

al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta

y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza”.



5. Ese último día, antes que él mismo se extraviara

entre el desayuno y la hora del té,

advirtió para sus adentros:

“-Ahora que el tiempo se ha muerto

y el espacio agoniza en la cama de mi mujer,

desearía decir a los próximos que vienen,

que en esta casa miserable

nunca hubo ruta ni señal alguna

y de esta vida, he perdido toda esperanza”

Profesor Portillo dijo...

Buen poema, gracias (muy bueno)...
Las señales, los encuentros, no están en la ruta, sino en la mente de quienes la transitan. La casa no tiene señales si no se interpretan las cosas de la casa como señales... La travesía no existe sino en la acción de los que la atraviesan... En este mundo lleno de carreteras señalizadas y caminhos do ferro es difícil darse cuenta, pero incluso esas señales no dicen nada para quien no las mira, quien no busca su sentido, incluso esas vías y rutas prefijadas no son la travesía para nadie hasta que decide atravesarlas, viajarlas, vivirlas, bien sea por estar en ellas, bien por llegar al otro lado.

Anónimo dijo...

El Mediodiablo soy yo! Lo descubrí en un casino de la melancólica Lima hace más de 10 años.