viernes, 24 de marzo de 2006

El moi yel'ottro

El título de este post es un desafío a los motores de búsqueda. Es una transcripción fonética de una expresión que usaba un colega, hace mucho tiempo, en una ciudad mágica en la que salíamos de noche a reir y conversar sin hora límite, sin preocupaciones, más allá de saber a quién encontraríamos y si volveríamos esa noche a casa. (Debe leerse literalmente, todo seguido, usando la pronunciación española estandarizada de las letras, acentuando la "o" de "moi" y arrastrando la "i" de modo que inadvertidamente se transforme en la "y" y termine haciendo el sonido "yelóttro". Como habréis supuesto por las instrucciones, la primera "o" de "ottro" está levemente acentuada, con un acento entre chulesco y colgado).

Pero, ya os lo habréis supuesto, este no era el tema del post, el tema es lo que esa expresión significa y a dónde nos lleva. Claro que, para pensar eso, hay que saber un poco desde dónde se piensa. El moi, terrible autoafirmación que esconde toda una interpretación del mundo desde la que lo que no es moi no es correcto... Y l'ottro, que está más allá del moi y de su autoafirmación.

Hasta en la anécdota que da origen al recuerdo que provoca que no estemos hablando del Yo y del otro, ese sentido de jerarquización estaba presente... El moi era el que contaba la historia, y l'ottro su comparsa, su paisaje. Llegó una noche el colega, nos paró, e iniciamos una conversación. Venía con otra persona que no conocíamos, y la dejó un paso atrás, interponiéndose, y comenzó a hablar: Íbamos el moi y l'ottro tan tranquilos cuando va y esse tío nos para y disse... Así continuó un buen rato, excluyendo con su posición toda posibilidad de que l'ottro pudiera hacer algo más que sonreir asintiendo a lo que él decía desde atrás del parapeto que el moi construía con su propio cuerpo.

En esta historia antigua, con olor a callejón y puerta de bar en una calle con muchas esquinas, están ya tres elementos básicos de muchas filosofías: el Yo, con mayúsculas, autoafirmado, protagonista, el otro, con minúsculas, convertido unilateralmente en personaje secundario... y la exclusión que impone el Yo al otro.

Pero todo esto tiene más lecturas.

Si nos quedamos en la exclusión inmediata que hace el moi a l'ottro, nos quedamos en lo psicológico, lo que tan bien se expresaba cuando se decía mmm... ¡aquí lo que hay es musho mamoneo y musho afán de protagonismo! (otra expresión de la misma época, que adquirimos de un moi que andaba por la noche un poco alterado porque lo estaban tratando como l'ottro).

Si nos quedamos en la exclusión que hace el Yo al otro, posiblemente nos entredemos en el campo del idealismo moderno en cualquiera de sus versiones (Fichte, Hegel).

¿Y si damos un paso atrás y vemos cómo el moi, el Yo, no son más en esta historia que la pieza aceptada en el sistema? De hecho, nosotros no decidimos en ningún momento abrir un hueco a l'ottro, corregir la exclusión... en nuestra risa dimos por bueno ese papel de comparsa, de testigo mudo, de mueble de la historia. ¿Y si damos ese paso y nos damos cuenta de que l'ottro, el otro, no son más en esta historia que los excluidos del sistema? Entonces veremos que el problema está en el sistema (del cual somos parte, cómplices o manifestación, escójase), y comenzaremos a hablar del Otro, con mayúsculas, para indicar que su exclusión y cómo resolverla son las cuestiones centrales. Claro, aquí estaremos ya en el ámbito de la Liberación.

A partir de aquí habrá que plantearse otros asuntos y de otra manera, como la necesidad de incluir al Otro, no como lo otro, sino como él mismo, lo que lleva a la necesidad de redefinir el sistema, de ponerlo en cuestión. Habrá que plantearse que no hablamos sólo de personas en una conversación, sino también de personas que quieren desarrollar su propio modo de vida en una sociedad, de personas excluidas económica y socialmente por distintos motivos, de la necesidad de analizar esos motivos y resolver esas situaciones... Habrá que plantearse también que hablamos también de colectivos, de etnias, de pueblos, de países...

Pero eso es largo y el moi se va con l'ottro al cine dentro de un rato.

¡Ah! La película la escoge l'ottro.

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